martes, 16 de junio de 2015

MARÍA REICHE

María Reiche llegó al Perú en 1932. Se instaló en el Cusco, donde la esperaba la familia Tabel, que la contrataría como educadora de sus hijos. En el camino María quedó impresionada con la belleza de los paisajes andinos; no había visto jamás algo parecido y lo tomó como un primer regalo que le hacía este país. 

Después de dos años de su llegada al Perú, María decidió establecerse en Lima, donde puso un aviso en el periódico ofreciendo sus servicios como profesora de alemán. La primera en solicitar este servicio fue una dama inglesa llamada Amy Meredith, quien era dueña de un importante salón de té limeño, a donde acudían importantes personalidades de la intelectualidad y sociedad peruana. 

En ese lugar, María conoció al doctor Paul Kosok, quien enlazaría su futuro con las Líneas de Nasca para siempre. Kosok la contrató absorbiendo toda su energía investigadora desarrollada a lo largo de su trabajo con Julio C. Tello. A partir de ese momento María se trasladó a Nasca a cumplir su misión, una actividad a la que dedicaría toda su vida.  Entregada a sus investigaciones, descubriendo nuevos dibujos y tratando de encontrar un patrón de medida, María publica su libro "El Misterio de las Pampas", el cual tuvo mucho éxito y le permitió editar una versión en inglés. 

María Reiche dedicó casi toda su vida al estudio, conservación y preservación de las líneas, maravillada con la perfección y exactitud de este histórico documento.  María estaba sola en su lucha por preservar tan grandioso documento cultural. Los turistas atraídos por el enigma que representan las "líneas de Nasca", comenzaron a ingresar a las pampas, y a deteriorarlas. Sin embargo, en 1970, el Instituto Nacional de Cultura declaró las Pampas de Nasca como zona protegida.  María Reiche ha sido merecedora de numerosas condecoraciones. 

El trabajo de esta admirable "Dama del Desierto" no está todavía concluido. El cuidado y la conservación de este tesoro peruano es el mejor homenaje a su incansable y brillante labor.  Las "líneas de Nasca" no son sólo nuestras, pertenecen a la humanidad, debemos preservar ese invaluable legado de nuestros antepasados. 

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