Al regresar de un viaje a Europa y Africa, Juan Santos proyectó la independencia del Perú, soñando con expulsar a los españoles y restaurar el Tahuantinsuyo, pero integrando a los negros y mestizos.
Causas
Los nativos ashaninkas y conibos estaban hartos de la opresión española, la que se iniciaba con los misioneros franciscanos y se extendía con la llegada de autoridades y militares desde Lima. Los indígenas que recibían el bautizo cristiano eran "civilizados" en aldeas tipo reducciones, sometidos a trabajos forzados en haciendas, obrajes y panaderías.
Consecuencias
Se da inicio a la revolución. La rebelión logró congregar a los pueblos de la selva central Ashaninka, Yanesha y hasta Shipibo.
Inicio de la revolución
Juan Santos Atahualpa hizo alianza con importantes curacas de la cuenca del río Perené y logró el apoyo de muchas comunidades nativas que enviaron sus guerreros a Quisopango, donde el líder inca estableció su cuartel.
Trayectoria de la revolución
Prometiendo “componer su reino” y coronarse en Lima, Juan Santos Atahualpa arengó a sus guerreros.
En Lima el virrey Marqués de Villagarcía, al enterarse del levantamiento, ordenó que los gobernadores Pedro Milla y Benito Troncoso – de Tarma y Jauja, respectivamente- incursionen en la selva para reprimir a los rebeldes y capturar a su líder.
A fines de 1742, después de sangrientos combates, Troncoso logró tomar Quisopango, para luego retornar velozmente a Jauja, siempre asediado por los guerrilleros rebeldes. Juan Santos reagrupó sus fuerzas y en los siguientes años destruyó todas las fortificaciones coloniales de la selva central.
Ante el fracaso del virrey Villagarcía, la corona española lo destituye en 1745; en su reemplazó llega a Lima el general José Antonio Manso de Velasco, futuro Conde de Superunda. Además, alarmado por las noticias, el rey Felipe V envió cartas a los gobernadores de las colonias americanas para estar alerta y de ser necesario enviar socorro al Virreinato del Perú.
El virrey envió a la zona rebelde poderosas fuerzas pero fracasaron en hasta en dos oportunidades.
Mientras tanto el Inca organizó un gobierno en el territorio liberado, entre los ríos Perené, Ene y Ucayali.
Se hizo proclamar Apu Inca, descendiente de Atahualpa. En junio del mismo año estalló el movimiento libertario.
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