lunes, 15 de junio de 2015

VIRREINATO DEL PERÚ

CAPÍTULO I

1.1 GENERALIDADES

El Virreinato del Perú fue una entidad político - administrativa fundada en 1542 tras el sometimiento del Imperio Inca. Abarcó, en su máxima extensión, territorios que actualmente se corresponden con Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, parte de Argentina y Chile. 

Con la entrada de los españoles en la ciudad de Cuzco en 1534, concluyó la conquista llevada a cabo por Francisco Pizarro y dio comienzo el desarrollo del asentamiento colonial en el área dominada hasta ese momento por el Imperio inca (o Tahuantinsuyo) que, a partir de las nuevas leyes en 1542, entró a formar parte del Virreinato del Perú.




Así durante el reinado del rey de España, Carlos V, por real cédula firmada en Barcelona el 20 de noviembre de 1542, se creaba el Virreinato del Perú, en reemplazo de la antigua Gobernación de Nueva Castilla, otorgada a Pizarro. Su demarcación  incluyó con el tiempo el espacio comprendido entre los actuales Panamá y Chile, de norte a sur, a excepción de la actual Venezuela, y, hacia el este, hasta Argentina, con la excepción de Brasil, que pertenecía al Imperio portugués.

1.2 PRIMEROS ASENTAMIENTOS MINEROS

Los primeros asentamientos comienzan a desarrollarse tras la captura de Cuzco, principal ciudad inca, por parte de Francisco Pizarro, en 1534. Tras este hecho, se provoca una fuerte disputa por el control de una serie de expediciones destinadas a Birú, territorio peruano del cual se presumía que poseía grandes riquezas, entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro. El enfrentamiento se saldó con la victoria de Pizarro, y la posterior ejecución de Almagro.

El virreinato vivió cuarenta años de caos administrativo, fruto del choque de intereses entre los distintos conquistadores, y el desigual reparto de la tierra. A mediados del siglo XVI, Francisco de Toledo, virrey del Perú, logra encauzar la situación y establecer un marco administrativo estable, que se prolongaría durante todo el período colonial. Esta normalización de la situación, fue gracias a la voluntad de Toledo, de llevar a cabo un proceso organizador, reflejado en medidas tales como el censo tributario, censo de pobladores nativos y la realización de un registro de los recursos naturales y humanos del Perú. Estas medidas permitieron la implantación de los sistemas de trabajo (mita, repartimiento) y a la larga, hicieron de este virreinato el más rico e influyente.

La capital fue situada en la ciudad de Lima, fundada por Francisco Pizarro como la «Ciudad de los Reyes», mientras que el puerto del Callao, monopolizaba todo el comercio marítimo americano. 

1.3 ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA

En el campo administrativo, el virreinato está constituido por dos audiencias, las de Lima y Cusco, que fueron sustituidas por intendencias tras las Reformas Borbónicas en el siglo XVIII. Al igual que en el resto de virreinatos, existían también organismos tales como los corregimientos, encargados de la administración de zonas habitadas por nativos, cabildos, que cumplían diversas funciones administrativas similares a las que actualmente realiza la municipalidad o ayuntamiento, y diversas autoridades indígenas que se encargaban de mediar entre éstos y los españoles.

1.4 ORGANIZACIÓN ECONÓMICA

En el ámbito económico, la principal actividad desarrollada en el virreinato era la minería.

1.4.1 La minería
Fue la actividad preferente en el virreinato, por lo menos durante el siglo XVI y gran parte del XVII, para empezar a decaer en el siglo XVIII. Dentro de la actividad minera se distinguieron dos momentos: El primero, que fue hasta el establecimiento de la organización virreinal, caracterizado por un sistema de extracción intensiva del metal con base en una febril actividad de la superficie, desmantelamiento, apropiación, y reparto de las riquezas del antiguo Perú. El segundo presentado por el ordenamiento económico que empieza con las Ordenanzas de 1542.

Las mejores minas, por su calidad y rendimiento fueron de propiedad de la corona española. Las minas más pequeñas, en cambio, fueron explotadas por particulares con la obligación de pagar como impuesto el Quinto Real, o sea, la quinta parte de la riqueza obtenida. Los principales yacimientos mineros fueron: Castrovirreyna, Huancavelica, Cerro de Pasco, Cajabamba, Contumaza, Carabaya, Caylloma, Hualgayoc, todas ubicadas en el actual Perú. Pero el más grande a nivel minero fue el yacimiento de Potosí, cuya producción se sustentó en la terrible mita minera. El Cerro Rico de Potosí proporcionó las dos terceras partes de la plata que hubo en el Perú hasta que en 1776 pasó a formar parte del Virreinato del Río de la Plata.

Los centros mineros fueron ciudades que rápidamente se convirtieron en emporios comerciales que engranaron todo un circuito comercial en el que se encontraban la ciudad de México (para Zacatecas y Guanajuato) y Lima (para Potosí, Cerro de Pasco y Huancavelica). Para la extracción de la plata las técnicas andinas incluían el método de la huaira, que consistía en el empleo de un horno al cual se le sometía el plomo, extrayéndose finalmente la plata. Pero esta plata era de una impureza notoria.

En la Nueva España se llegó a descubrir una técnica que se aplicó en las minas de Potosí: consistió en mezclar la plata con el mercurio (llamado azogue). Luego, la plata se separaba, manteniéndose en un estado de pureza. La producción minera tuvo su auge entre 1572 a 1580 que fluctuó de 216.000 a 1.400.000 pesos anuales; pero disminuyó su ritmo extractivo al promediar el siglo XVII y ya en el siglo XVIII, su decadencia fue notoria debido, en gran parte, al sistema y forma empírica como se trabajaba en los centros mineros, también a la carencia de caminos para agilizar el transporte y la despoblación indígena.

Entre 1790 y 1795, según las memorias del virrey Francisco Gil de Taboada, se hallaban en explotación en su territorio (actual Perú), 728 minas de plata, 69 de oro, 4 de mercurio, 12 de plomo y 4 de cobre. Pese a que la minería era en la época una actividad desorganizada y riesgosa, su auge fue tal que no menos del 40% de los yacimientos que actualmente están en operación en el Perú, ya habían sido descubiertas y trabajados en tiempos del virreinato.

1.4.2 Régimen comercial del virreinato
El comercio virreinal estuvo basado en el monopolio debido al carácter exclusivista y mercantilista que prevaleció en la economía. Hasta el debilitamiento, y luego la derogación del monopolio universal, solo los territorios españoles de Europa podían comerciar con la América española. Con el tal propósito y el de recaudar impuestos, se creó en Sevilla la llamada Casa de Contratación de Indias en 1503, organismo encargado de velar por el cumplimiento del monopolio. Además, en cada virreinato funcionaba un Tribunal del Consulado, que controlaba el movimiento comercial e intervenía en todo lo relacionado a él.

Monopolio comercial del Virreinato del Perú
En 1561, Felipe II estableció que los únicos puertos para el tráfico comercial fueran Sevilla en España, Veracruz, en México y Callao en el Perú, en tanto que Cartagena de Indias y Panamá eran tenidos como puertos de tránsito.

En cumplimiento de esta disposición, anualmente salían de Sevilla dos grupos de barcos cargados de mercaderías y escoltados por otros barcos de la marina de guerra española. El grupo de barcos que iba a México tomaba el nombre de flota y arribaba a Veracruz. Los que venían al Perú tomaban el nombre de galeones y llegaban, primero, al puerto de Cartagena de Indias y, de allí, pasaban al puerto de Portobello. Allí en Portobello, se realizaba una gran feria, a la que asistían los comerciantes limeños que hacían su arribo a este lugar, mediante la llamada Armada del Mar del Sur, hasta Panamá, y, luego, por tierra, atravesaban el istmo para llegar a Portobello. Efectuadas las compras y ventas en Portobello, los comerciantes se embarcaban, nuevamente, en la Armada del Mar del Sur y arribaban al Callao, desde donde enviaban las mercaderías por tierra a los pueblos y ciudades del interior del virreinato como Arequipa, Cuzco, Charcas, Buenos Aires, Santiago y Montevideo. De esta manera, el Virreinato del Perú se convierte en eje del movimiento comercial. El Callao como puerto autorizado mantuvo su preeminencia sobre otros puertos menores, tanto de la costa del Pacífico, como el Atlántico.

El monopolio no dio resultado para Imperio español; en cambio, fomentó el comercio ilícito, de contrabando, a cargo de ingleses, franceses y holandeses. Los barcos de los países contrabandistas arribaban a puertos menores, así como también a caletas y embarcaderos, desde donde se introducía la mercadería a los poblados aledaños y ciudades del interior del Virreinato, lugares éstos en los que se daba el caso de mayor aceptación de estos productos que se expandían a un precio sumamente bajo en relación a los mismos artículos traídos por los mercaderes españoles. La mayor intensidad de este comercio ilícito se manifestó en los puertos del Atlántico, llámese Montevideo y Buenos Aires; ello debido a la lejanía en que se encontraban con respecto a la capital virreinal, Lima, y al puerto de entrada autorizado que era el Callao. Se ha llegado a estimar que por cada dos mil toneladas de comercio lícito entraban al Virreinato del Perú trece mil toneladas ilícitas, es decir, de contrabando.

Rompieron también el monopolio comercial los terribles corsarios (que robaban para beneficiar a sus propios países o determinada nación europea) y los feroces piratas (que lo hacían para su propio provecho). Tanto corsarios como piratas fueron el terror de los mares y de los puertos españoles.

Fueron famosos, en este sentido, el corsario Francis Drake que, actuando bajo la insignia de la corona inglesa en tiempos de Isabel I, atacó a puertos de América meridional, saqueó el Callao y Paita, luego se dirigió a Panamá donde logró acumular un gran botín, regresando a Inglaterra por la vía de Oceanía, en la época del virrey Francisco Álvarez de Toledo. Todo ello determinó, que precisamente, Lima, fuera circundada de murallas y que asimismo, se construya la Fortaleza del Real Felipe o los Reales Castillos del Callao.

Entre los piratas y corsarios que atacaron las costas del virreinato peruano figuraron:
  • Francis Drake (1578)
  • Thomas Cavendish (1587)
  • Roberto Achines (1590)
  • Oliver de Nort (1596)
  • Simón de Cordes (1596)
  • Almirante Veraje (1596)
  • George Spilbergen (1607)
  • Enrique Morgan (1620)
  • Jacobo Hermite (1624)
  • Carlos Ciere (1670)
  • Juan Guerin (1678)
  • Eduardo David (1685)

Por diversas circunstancias el sistema del monopolio fue quebrantándose. Así, a la firma del tratado de Utrecht, en 1713, España concedió a Inglaterra el derecho de enviar cada año a puertos del atlántico, un barco o “navío de permiso”, con quinientas toneladas de mercaderías. En 1735 la misma España concedió el “navío de registro” que, previa inscripción en los puertos españoles, llegaba a los puertos del Pacífico con mercaderías para su comercialización, hasta que el rey Carlos III, en 1778, decretó el libre comercio, por el cual otros puertos españoles y sudamericanos podían efectuar esta actividad. En virtud de esto, surgieron Valparaíso, Arica, Guayaquil, Montevideo y Buenos Aires, que disputaron la supremacía del Callao.

1.4.3 Impuestos coloniales
La llamada Real hacienda o Caja fiscal del Rey obtenía recursos directos con el cobro de una serie de impuestos, que afectaban a las actividades económicas. Habían cajas repartidas en todo el virreinato que recolectaban los fondos, cubrían los gastos de administración y remitían el sobrante a la caja principal situada en Lima (Caja Real de Lima), la misma que, saldando gastos del propio virreinato, luego las remitía a España.

Entre los impuestos, que el virreinato pagaba a la corona figuraban:
  1. El Quinto Real (Quinto del Rey). O sea, la quinta parte de los metales extraídos o de los tesoros encontrados.
  2. El Tributo Personal del Indio. Que obligaba al habitante andino, entre los dieciocho y cincuenta años, a pagar una suma anual.
  3. El Alcabala. O sea, el pago que se hacía por concepto de la compra o venta de propiedades
  4. El Almojarifazgo. Que era el impuesto que se pagaba por la entrada y salida de mercaderías (hoy aranceles o derechos de aduana).
  5. La Media Anata. O sea, el impuesto que gravaba anualmente los sueldos de los funcionarios públicos y burócratas.
  6. La Derrama. Que eran los donativos extraordinarios que se obligaba a hacer a los habitantes del virreinato cuando España sostenía guerras con sus rivales europeos.
  7. Los Estancos. De la sal, del tabaco, del papel sellado, de los naipes, etc., es decir, el impuesto que gravaban a tales productos, los mismos que tenían que ser pagados por los colonos.

1.4.4 La moneda
En un comienzo, durante la conquista, no hubo moneda para el comercio, después aparece la primera expresión de la moneda en el Perú, la callana, que era una pieza rudimentaria fundida con especificación de peso y ley que funcionó en Cajamarca, Lima, Cuzco y Piura. Después se confeccionó el peso, que fue un disco burdamente labrado a cincel, llevando una cruz a cada lado; su valor marcaba 450 maravedíes.

Posteriormente aparecieron los ducados, los escudos y los doblones, que hicieron más expeditiva la transacción comercial. Estas monedas eran acuñadas en las llamadas Casas de Moneda, que empezaron a funcionar alrededor del siglo XVI, especialmente en Lima y Potosí.

1.4.5 La agricultura y ganadería
La agricultura no tuvo un desarrollo importante en el virreinato. Al igual que en otros lugares conquistados por los españoles, la tenencia de la tierra se trastocó, así como el usufructo que se hacía de ella. Con la llegada de los españoles llegaron también productos vegetales, animales de granja y aves de corral. Desde un inicio los indígenas fueron empleados en las faenas agrícolas y fue a través de esta práctica que pudieron pagar sus tributos. Nuevas técnicas como el barbecho, la rosa y quema así como diferentes instrumentos les fueron dados a los nativos para que explotaran al máximo la agricultura.

Las tierras destinadas a la agricultura se encontraban relativamente cercanas a las ciudades debido a que muchos de los alimentos no aguantaban más de cinco días de camino sin malograrse. Alrededor de Lima y Potosí, por ejemplo, hubo grandes hectáreas destinadas solamente a la producción local. Dentro de esta producción no se descuidaron los productos locales como el olluco y la coca. Hacia 1600 la producción local fue lo suficientemente estable como para sustituir las importaciones que se hacían desde España causando gran molestia a los comerciantes españoles. Es desde entonces que el comercio anticolonial empezó a tener auge, principalmente entre las regiones del Perú, Chile y Centroamérica.

1.4.5.1 Productos traídos por los españoles
  • Ganado: vacuno, lanar, caprino, porcino, equino.
  • Cereales: trigo, cebada, centeno
  • Otros vegetales: caña de azúcar, lentejas, garbanzos, frijoles, lechugas, col, espinaca, apio, espárrago, zanahoria, nabo, betarraga, rábanos, bananas, naranja, limón, etc.

1.4.6 Los obrajes
Fueron centros laborales de gran importancia en el Virreinato dedicados a la manufactura de textiles e hilos de lana, algodón y cabuya. El primer obraje fue instituido por Antonio de Ribera en 1545. Su número creció rápidamente debido a que las vestimentas tenían gran demanda entre los indígenas mineros (de diferentes calidades: bayetas, jergas, frazadas, alforjas, medias, sombreros, costales). Su producción no pudo superar lo artesanal porque el monopolio peninsular no dejaba que se expandiera o elaborara productos de mejor calidad dentro de sus colonias.
CAPITULO II

LA MINERIA EN EL VIRREINATO

El trabajo en la mina era desarrollado por aborígenes que pasaban entre una y dos semanas sin salir de ella en condiciones realmente duras. En un principio, la actividad se desarrolló en torno a pequeños depósitos de superficie, pero gracias a las mejoras en las técnicas mineras, los colonos pudieron a acceder a grandes minas. Es a partir de este momento en que la minería termina de consolidarse como principal actividad en el virreinato. 

2.1 PRINCIPALES YACIMIENTOS MINEROS

Los principales yacimientos mineros fueron: Castrovirreyna, Cerro de Pasco, Cajabamba, Contumanza, Carabaya, Cayllama, Hualgayoc, Huancavelica y Potosí, todas ellas ubicadas en el territorio del actual Perú. Potosí, por si sola, aportaba dos tercios de la producción minera del Perú, hasta que en 1776 cambió de jurisdicción a favor del Virreinato del Río de la Plata. 

2.2 LA MINERÍA EN AMÉRICA
La minería en América logró un control político y administrativo de las colonias, debido a que estas tierras aportaron el metal más importante de la época: la plata. 

En América, (desde México hasta el Tahuantinsuyo) sólo se conocían ciertos metales (entre ellos la plata y el oro), pero no le otorgaban el uso que los occidentales le daban, ya que no existía el comercio principalmente en los andes.

2.3. LA MITA
La mita del Tahuantinsuyo convirtió para los españoles en la forma de obtener mano de obra barata. Uno de los pilares de la minería fue la fuerza de trabajo. 

Los indios mineros debían pasar entre una y dos semanas (cada mes o mes y medio) dentro de la mina, sin salir en ningún momento, hasta completar su trabajo. Su sueldo variaba de acuerdo a la especialización que tenía. 

Durante el siglo XVII los indios barreteros o los de faltriquera lograron cobrar elevados sueldos pues sólo ellos lograban hacer el trabajo de manera eficiente. 

La mita fue un sistema de trabajo obligatorio utilizado en América, específicamente en la Región Andina, tanto en la época incaica, como en la de la posterior Colonización española de América.

2.3.1 Mita incaica
Era un sistema de trabajo a favor del Estado Imperial del Tahuantinsuyo, donde se movilizaban multitudes de indígenas a trabajar por turno en labores de construcción de caminos, puentes, fortalezas, centros administrativos, templos, acueductos, explotación de minas, etc. Existía una mita para servicios especiales como las labores de cargueros del Sapa Inca, músicos, chasquis y danzantes, los obligados a cumplir esta labor eran los adultos hombres casados, más no las mujeres, cuya edad oscilaba entre los 18 y 50 años.

2.3.2 En la época colonial
Este sistema de trabajo obligatorio continuó por un tiempo ya dentro del periodo colonial, ayudando a desarrollar internamente una economía de mercado con productos y servicios para España. Cada grupo de indígenas aportaba a la corona un número determinado de trabajadores durante varios meses del año. Estos trabajadores eran movilizados de sus lugares de origen hacia las zonas en las que se les requería para diversas actividades.

La mita establecía cuotas laborales que debía cumplir la población nativa tributaria según asignación que hiciese el corregidor, tanto para el servicio del encomendero como del poseedor de mercedes de tierra o hacendado. Se sorteaba a la población indígena de un determinado lugar periódicamente para trabajar durante un plazo o tiempo determinado al servicio de la clase española mediante el pago de un salario controlado por las autoridades. Los propietarios de encomienda deducían de los jornales la cantidad que las personas comprometidas debían pagar por concepto de tributo y el resto se les daba a ellas. La duración de la mita minera se fijó en diez meses dentro de cada año y no se podía exceder de un tercio permanente de la población tributaria para ser destinada a estas labores.

A cambio de la fuerza de trabajo y de los consiguientes tributos que recibía el encomendero, este tenía la obligación de catequizar en la religión católica a las personas que le habían sido encomendados. El servicio forzado ejercía una inmensa presión a la población, causando mucho daño y cientos de miles de víctimas mortales, sobre todo entre los trabajadores en las minas como la de Potosí. Esto obligó a la corona española a llevar esclavos negros al Virreinato.

La mita durante el periodo colonial fue un trabajo obligatorio de los indios varones entre 18 y 50 años a favor del estado español, este administraba la mano de obra indígena en función a los pedidos de las diversas “industrias” españolas. La mita era por un periodo determinado, en el caso de la mita minera (Potosí y Huancavelica) el tiempo de duración era un año, por sus servicios los indios recibían un pago que les era insuficiente (ellos debían costear su alimentación y alojamiento durante su mita).

2.3.3 Los indios mitayos
Los indios mitayos pertenecían al pueblo, ellos trabajaban en las minas, los obrajes, ciudades y haciendas; la autoridad colonial encargada de la organización directa de la mita era el corregidor, éste contaba con el apoyo de caciques y curas doctrineros. El gran organizador de la mita colonial fue el virrey Francisco de Toledo, quien justificó la explotación de los indios en nombre de la Iglesia y la grandeza de la corona española. Para administrar mejor la mano de obra india el virrey Toledo los concentró en reducciones.

2.4 TECNOLOGÍA TRAÍDA DE ESPAÑA

Los españoles trajeron los implementos y tecnología adecuada para una explotación a nivel "industrial", gracias también a la utilización de la fuerza indígena. Se cree que en la década de 1540 fue descubierto Potosí y recién en 1570 explotado a gran escala. 

Las técnicas para la extracción de plata mejoraban rápidamente. En un inicio la plata era separada de los demás metales a través de los hornos llamados huairas (en los andes), pero solo servía para la plata de alta ley (que por lo general se encontraba casi a ras del suelo), para la plata que se encontraba en las vetas más profundas este tipo de fundición no servía. 

En 1555 el español Bartolomé de Medina creó (en México) la separación de la plata a través del azogue (mercurio). El mercurio absorbe la plata siempre y cuando ésta se encuentre en estado de polvo o harina. "Esta acción daba como resultado una amalgamación llamada pella". Luego se separaba el azogue y quedaba la plata pura y de alta ley. Lo económico de este método es que el mercurio podía volver a utilizarse luego del proceso. 

2.5 MINAS DEL VIRREINATO DEL PERÚ

El Virreinato del Perú contaba con la Minas de Huancavelica (Oropesa, las minas de Santa Bárbara). A partir de 1572 la producción de plata de Potosí se triplicó gracias al método de la amalgamación. Aunque la inversión al principio fue elevada, tanto Potosí como Zacatecas daban dividendos altísimos, lo que impulsaba a varios españoles adinerados a realizar molinos para la trituración de metales, hornos para la fundición, etc. 

Principales minas del virreinato del Perú en la colonia: 
  • Potosí: c. 1545 
  • Pasco: 1567 
  • Castrovirreina: 1590 
  • Oruro: 1608 
  • Cailloma: 1608 
  • Laicacota: 1619 
  • Lucanas y Parinacochas: 1630 

Los centros mineros rápidamente se convirtieron en emporios comerciales que formaron todo un circuito comercial en el que se encontraban la ciudad de México y la ciudad de los Reyes (Potosí, Cerro de Pasco y Huancavelica). 

Se debe tener en cuenta que el monopolio comercial que estuvo alrededor de la minería se vio afectado rápidamente por el contrabando de materiales (azogue, hierro), reventa de minerales y sobre todo por la salida del mineral (plata) a través de embarques ilegales, como Arica, hacia mercados franceses e ingleses.  A causa de las malas condiciones y la dureza del trabajo realizado por los aborígenes en la mina, eran frecuentes los alzamientos de mineros, que eran sistemáticamente sofocados por las autoridades coloniales.

2.6 DIFICULTADES PARA EL COMERCIO

En el ámbito comercial, España aplicó medidas proteccionistas y favoreció el monopolio de los puertos de Sevilla en España, Veracruz, en México, Callao en el Perú, Panamá y Cartagena en Nueva Granada. 

Debido a que Panamá y Cartagena eran considerados puertos de tránsito, el Callao pasó a ser el único puerto autorizado para comerciar en América, lo cual convirtió al Virreinato del Perú en el centro comercial de las colonias Españolas en América. Pero la preeminencia de ciertos puertos sobre otros, en este caso el Callao con respecto al resto de América, hizo que el contrabando y la piratería, actividades desarrolladas la primera por criollos y la segunda por corsarios ingleses y holandeses en su mayoría, floreciesen, logrando erosionar lenta pero inexorablemente el monopolio de los grandes puertos, hasta que en 1778 Carlos III decretó el libre comercio y el Callao perdió su posición de ventaja frente a los otros puertos, posibilitando el surgimiento de los de Montevideo, Buenos Aires o Guayaquil.
Al igual que en Nueva España, en el Perú se desarrollaron los obrajes, actividades protoindustriales dedicados a la manufactura de textiles e hilos de lana y algodón. A pesar de la existencia de actividades de esta índole, no pudieron desarrollarse a causa del estricto control monopólico que del comercio ejercía la metrópolis.

2.7 ALZAMIENTOS INDEPENDENTISTAS

Durante el siglo XIX, época en la que se suceden los distintos alzamientos independentistas a lo largo del continente, el Virreinato del Perú se mantendrá como principal bastión de los realistas, hasta su disolución, en 1824, tras la Batalla de Ayacucho. A pesar de esto, el Perú será también testigo de los alzamientos de Túpac Amaru y Túpac Katari, precedentes de la futura emancipación Latinoamericana.

2.8 EL BENEFICIOS PARA ESPAÑA

Durante el régimen colonial, España organizó un sistema económico que sirvió totalmente a sus intereses colonialistas. Europa en general financió su desarrollo basado en el dominio, sometimiento y a través de la política de antidesarrollo implantado. Para el Perú este sistema impuesto creó una deformación económica por el exagerado desarrollo de un solo sector: la explotación de la Plata, y por la existencia de un comercio de intercambio desigual: Europa enviaba manufacturas a precios muy por encima de su valor que eran obligados a comprar en América.

El sistema laboral impuesto en las colonias, era muy desigual al existente en el viejo mundo, mientras que en la Europa occidental el trabajador recibía un salario por su trabajo, en el Virreinato del Perú los indios sujetos a servidumbre y los negros esclavizados, no recibían nada sumado esto a un despiadado abuso.

2.9 INSTITUCIONES CREADAS POR ESPAÑA

Para sacar mejor provecho de los recursos económicos de las colonias y controlar el monopolio comercial, España creó las siguientes instituciones:

1) La Casa de Contratación
Creada por los Reyes Católicos en 1503, y con sede en el Puerto de Sevilla. Su función principal era organizar y controlar el intercambio comercial entre España y sus colonias.

2) El Tribunal del Consulado
Institución que ejercía una intervención directa en todo lo relacionado con el comercio en cada colonia, tenía como sede Lima.

3) Los Repartimientos
Era la distribución de las tierras entre los soberanos españoles, en consecuencia, los indios que vivían en dichas tierras tenían la obligación de trabajar para el nuevo propietario. Hubo también repartimientos de indios entre los españoles en la etapa inicial de la dominación hispana.

4) La Encomienda
Consistía en la adjudicación (Encomendar) de tierras y de centenares de miles de indígenas que debían pagar tributo y prestar servicios personales a determinado español (Encomendero); esta modalidad se constituyó en el primer sistema de explotación. La idea de la Corona Española fue en un principio que el encomendero español era el responsable de los indios que se les había encomendado y que debía servirse de ellos moderadamente, pero en la práctica fue todo lo contrario pues los encomenderos se dedicaron a exigir a los indios tributos en especies y metales preciosos y exigirles trabajos y servicios personales que no pagaban.

5) La Mita
Eran los trabajos forzados que tenían que realizar los indios o mitayos miembros de las comunidades, por turno en los centros mineros, en la agricultura, el pastoreo de ganado, transporte de carga, servicio doméstico y en los obrajes o centros de producción textil, en la teoría deberían recibir un pago, pero en la práctica recibían muy poco o en la mayoría de los casos no lo recibían.

La implantación de la nueva organización económica española, se instauró en los territorios invadiendo la propiedad privada, que era la apropiación de las tierras de los indígenas en un principio por la llamada MERCEDES (regalos) con la que eran favorecidos ciertos europeos, pero ante la disconformidad de la gran mayoría se iniciaron las invasiones de tierras que no eran de propiedad pública o de las comunidades indígenas, pero posteriormente ocupaban terrenos de estos últimos. Esta situación fue tolerada por la Corona, creando un nuevo tributo o multa denominado COMPOSICIÓN. 

2.10 LA MINERÍA COLONIAL DE METALES PRECIOSOS

La minería en la América española se centró en la extracción de metales preciosos, es decir, plata y, en menor medida, oro.

Los minerales de baja ley (cobre, estaño, plomo, etc.) fueron explotados muy escasamente. De hecho resultaba más barato importar los metales de baja ley (por ejemplo el hierro), antes que producirlos en América.

Además se descubrió una zona rica en perlas alrededor de la isla Margarita, pero se agotó en el siglo XVI. Oro y plata fueron los incentivos principales para la mayoría de los europeos que marcharon al Nuevo Mundo.

2.11 LOS RESCATES

En un comienzo los nativos fueron violentamente presionados para que revelaran la procedencia del oro de sus adornos y se procedió al trueque o al saqueo puro y duro para hacerse con el metal precioso (los llamados “RESCATES”).

Luego, la ininterrumpida búsqueda de metales preciosos permitió a los españoles el hallazgo de importantes yacimientos mineros, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVI.

Por lo general, donde afloraba una veta se ponía el resto al descubierto o se le seguía subterráneamente abriendo socavones. Estas galerías seguían las vueltas y revueltas de las vetas sin tener en cuenta la seguridad o el desagüe. Predominó, sin embargo, la práctica de excavar pozos verticales.

2.12 APARECEN LOS YACIMIENTOS

Casi a mediados del siglo XVI, apareció la plata en Potosí (1545), Zacatecas (1546), Guanajuato (1550), Pachuca (1552), Castrovirreina (1555), Sombrerete (1558), Santa Bárbara (1567), etc. y el oro neogranadino (Antioquia), quiteño (Zaruma y Tomebamba), peruano (Carabaya) y chileno (Confines, Quilacoya, Choapa, Maipo).

Las minas se hallaban, por lo común, en zonas marginales a la colonización, planteando todo género de problemas para su explotación.

2.13 LAS MINAS DE ORO

El oro, se halló generalmente en lugares bajos, en plena selva tropical. En Nueva Granada se hallaron algunas minas auríferas en Buriticá y Remedios, pero lo frecuente fue encontrar el oro de aluvión, arrastrado por las arenas de los ríos.    

Estos lugares insalubres solían estar habitados por indios insumisos o rebeldes, con los que no pudo contarse para las labores de extracción, recurriéndose por ello a los esclavos.

Para procesar el oro se emplearon los sistemas de bateas y de lavado. En el segundo caso se empleaba, al igual que con la plata, el molino y la amalgamación.

2.14 LAS MINAS DE PLATA

Las minas mexicanas de Zacatecas (descubiertas en 1546) Sombrerete, Parral, etc. estaban muy al Norte de México y en unas mesetas desérticas, donde no vivían más indios que los belicosos y seminómadas Chichimecas, que atacaban invariablemente a quienes penetraban en sus dominios.

Para poner en producción aquel norte minero fue preciso organizar un puente terrestre desde México (cubierto de presidios y de misioneros que trataban de evangelizar a los paganos) por el que se trasvasaron mineros, trabajadores, comerciantes, alimentos, vestidos, herramientas y materias primas.

En Zacatecas vivían, en 1570, unos 300 españoles y 500 indios traídos del centro de México, rodeados de Chichimecas.

Alrededores de Guanajuato (México) donde se explotan yacimientos mineros de plata, lo que generó un importante desarrollo agrícola en las zonas circundantes.

2.15 EL CASO DEL PERÚ NO FUE MUCHO MEJOR.

La gran mina del Potosí, descubierta en 1545, estaba a 4.700 metros de altura, en pleno altiplano andino, donde no había animales, ni casi vegetales.

Para explotarla, se pusieron igualmente en marcha otros puentes desde Cuzco, Arica y hasta Córdoba, para llevarlo todo: desde los trabajadores hasta el ganado.

Todo ello hizo que en la Villa Imperial de Potosí, próxima a la mina, vivieran a comienzos del siglo XVII 160.000 habitantes, de los cuales la mitad eran indios.

2.16 DESARROLLO DE ENTORNO DE LOS ENCLAVES MINEROS

Las minas de oro de Carabaya, Antioquia, Chocó, Popayán y Zaruma y las minas de plata de Taxco, Guanajuato, Zacatecas, Potosí o Castro virreina impulsaron el desarrollo económico indiano.
La producción minera de metales preciosos comportó un desarrollo comercial regional y urbano en torno a las zonas de extracción.    

La minería fue la actividad más capitalista de la economía hispanoamericana y generó unos circuitos comerciales de largo alcance que la vincularon con Europa, de donde venía el utillaje de hierro, el azogue, el vino, los vestidos suntuosos, telas finas, etc.

A nivel más local, para abastecer a las ciudades mineras, surgieron explotaciones agrícolas y ganaderas alrededor de ellas y para dar salida a la producción se construyeron caminos que las unían con los puertos de embarque.

También creó unas tipologías señoriales, como los propietarios y arrendadores de minas, los comerciantes de plata (compraban la plata sin acuñar con descuento), los aviadores (que abastecían de mercancía y crédito a los mineros), etc. Pese a todo no fue plenamente capitalista, pues la Corona mantuvo un gran control sobre ella a través de los impuestos, los envíos de azogue y la regulación de la mano de obra obligatoria.

2.17 LAS REFORMAS BORBÓNICAS DEL S. XVIII

En el siglo XVIII, la política reformadora de los Borbones procuró incrementar significativamente la producción de plata americana, muy decaída desde mediados del s XVII, lo que pasaba por elevar la condición del minero y romper su vinculación con comerciantes y especuladores. Por ello la corona elaboró una nueva legislación que incluyó, entre otras, el establecimiento de Tribunales de Minería en México y Lima (1780), y la creación de Bancos de Rescate que darían créditos a los mineros.

Asimismo, se intentó mejorar las técnicas de explotación mediante la contratación de especialistas europeos, fundamentalmente alemanes.

Con todo esto, mientras en Nueva España la producción de plata se cuadruplicó a lo largo del siglo XVIII, en Perú no se experimentó un alza significativa, debido especialmente a las difíciles condiciones de extracción y desplazamiento en los centros mineros.

2.18 LA PRODUCCIÓN MINERA

El sistema económico que implementa España tuvo caracteres peculiares, se organizó en base a los intereses y necesidades de la metrópoli, sumiendo en el atraso a sus dominios coloniales al impedir que se tomen iniciativas particulares para sacar adelante la producción.

En síntesis se puede señalar que las características de la economía impuesta por los europeos son:
  • Mercantilismo. Según esta ideología, la economía se sustenta en la extracción de riquezas como oro y plata.
  • Intervencionismo. El estado interviene directamente en la actividad económica y comercial.
  • Exclusivismo. España se reserva el derecho único de comerciar con sus colonias, quedando prohibido el intercambio internacional con otros países europeos. Esta política se denominó monopolio y trajo consecuencias negativas a los dominios hispanos, donde se nota dos espacios diferentes: la costa que tiene la posibilidad de ligarse con occidente a través del comercio representado por el gremio de comerciantes y la sierra que quedó al margen de este intercambio y se tuvo que contentar con aprovisionar alimentos y materias primas a las minas y obrajes.

En la configuración del sistema económico se notó la escasez de moneda, por eso tuvieron que recurrir al trueque, sobre todo en el área rural.

2.19.1 La Explotación Minera
La explotación minera, obedece a la política económica española, sustentado en el mercantilismo, por eso se interesó en la extracción minera. En los primeros tiempos de la conquista adquieren oro y plata a través del saqueo o trueque con los aborígenes, luego se pasó a la explotación minera buscando aprovechar al máximo una veta y seguir renovando a través de socavones.

De los centros mineros, fue Potosí el más importante, descubierto en abril de 1545 por un indio yanacona de nombre Diego Gualpa el mismo que avisó a Diego Villarroel para asentar la denuncia. La corona le concedió el título de Villa Imperial que albergó a más de 160, 000 habitantes, a su vez se convirtió en el principal consumidor de productos textiles y agropecuarios del virreinato.

2.19.2 Fases en la Producción de Plata.
Teniendo en cuenta el tratamiento al que se somete la plata para su refinación se distingue dos fases:

1. Ciclo de Guayra. El mineral que se extrae y se refina en hornos de barro o piedra, construido en la cima de una montaña, provisto de agujeros por donde penetra el viento y atiza el fuego, cabe rescatar que en esta fase el control de la explotación y refinación estaba a cargo de los indígenas y donde se emplea tecnología andina. El trabajo lo efectuaban yanaconas e indios ladinos (libres). El proceso de explotación y tratamiento es como sigue:
  • Se desprende el mineral de la galería
  • Se saca a la superficie,
  • Clasifica,
  • Se somete a la molienda,
  • Proceso de refinación

2. Ciclo de la Amalgama. En 1556, en el centro minero Pachuca (México) se aplicó la refinación de la plata amalgamándolo con mercurio o azogue, con lo que se pudo ahorrar tiempo y dinero. En el Perú se introdujo por orden del virrey Francisco Toledo en 1572, al comienzo ocasionó la oposición de los mineros, pero a medida que descubrieron su significación económica y notaron un mayor rendimiento en la producción de plata lo aceptaron. Con esta innovación técnica se podía extraer la plata del mineral combinándola con mercurio y se la separaba de la amalgama por destilación del mercurio. Este procedimiento desplazó a los indígenas del control de la refinación y quedaron sólo como mano de obra.

La explotación minera requiere de inversiones en el ámbito de la extracción, la molienda y la preparación final. Al respecto, Heraclio Bonilla plantea el siguiente esquema:

a) La extracción requiere de trabajo libre o forzado (mita minera), además se debe gastar en madera, herramientas, iluminación (velas de sebo), recipientes para el acarreo, obras de desagüe y otros. En esta fase se nota la división y diferenciación del trabajo, porque los barreteros eran trabajadores con cierto grado de especialización y su salario es mayor; sin embargo, los cargadores fueron mitayos, es decir mano de obra subsidiada por el estado.
b) La molienda y la preparación final, en términos de esfuerzo físico requiere menos trabajo, pero es mayor la inversión en represas, ingenios de molienda, casa de beneficio, compra de mercurio, hierro, sal, cobre, plomo, combustible y fuerza motriz animal.
Lo que se representa, constituye el ciclo de la circulación del capital minero, que de una u otra manera conecta diversos sectores de la economía (agraria, pecuaria y manufacturera) en el espacio colonial andino. Por eso se dice que el sector minero contribuye a crear la articulación de un gran espacio económico, de un conjunto de regiones que se integran por el trabajo y la circulación mercantil, así desde Quito llegaban tejidos, Paraguay proporciona yerba mate, de Tucumán y Buenos Aires proceden tejidos y ganado, de Chile afluyen a Potosí productos pecuarios y vitivinícolas.

2.19 APOGEO DE LA MINERIA PERUANA

El apogeo de la minera peruana (1570 – 1630) se debió a la abundancia de metales y a la disponibilidad de trabajadores (mita), pero a mediados del siglo XVII se nota un resentimiento en el volumen de producción que durará casi un siglo, tuvo que ver con el agotamiento de las minas, la falta de capitales y mano de obra.

2.20 LA MINERÍA EN EL SIGLO XVIII

En este periodo el estado metropolitano buscaba racionalizar la explotación de sus colonias americanas, la forma más sencilla fue retomar la explotación minera, por eso dispuso el mejoramiento en la distribución del mercurio se creó el Tribunal de minería en 1783, se buscó establecer centros de preparación minera para elevar la productividad y se financiaron misiones científicas que no pudieron lograr resultados positivos por la oposición de los mineros.

2.21 LOS BANCOS DE RESCATE

En 1790 se crearon los Bancos de Rescate para liberar a los mineros de la dependencia de los comerciantes quienes prestaban dinero a cambio de elevadas tasas de interés o en su defecto proveían de productos como el azogue, la pólvora, la sal y las velas que se necesitaba en las minas, a cambio de este préstamo los mineros entregaban mineral a bajos precios, sin embargo, con los bancos tuvieron la posibilidad de vender plata a mejores precios. No duró mucho este sistema de crédito por que en 1794 quedó disuelto por la presión de los comerciantes limeños y nuevamente los mineros pasaron a depender del capital comercial.

2.22 LA MINERÍA DE LA PLATA EN EL PERÚ COLONIAL
Durante el incario la agricultura fue la principal actividad económica. Utilizaron para ello el sistema de la mita. Los hatun runas sujetos a la mita trabajaban por turnos en las tierras estatales y las dedicadas al culto, cumpliendo así con el tributo impuesto a los súbditos incas. Este tributo no era sin embargo en especies sino en fuerza de trabajo, energía, como sostiene el historiador John Murra.

El mismo que también afirma que, por lo menos tres grupos interétnicos preincas (Chupaychu, los indios costeños o yungas y los lupaqas), que luego fueron sometidos por los incas, implementaron lo que él llama la “complementariedad vertical”, es decir, el aprovechamiento para cultivos de zonas geográficas apartadas del núcleo poblacional. Por ejemplo: los lupaqas -según Murra- podían cultivar productos en la costa y ceja de selva, sin que por ello ejerzan control sobre las zonas intermedias a su núcleo poblacional ubicado en la sierra. Esto permitió un cierto grado de autosuficiencia entre los señoríos que integraron el Tahuantinsuyo, y que los conquistadores siguiendo otros criterios destruyeron al establecer las encomiendas.

Producida la conquista española (1532), la sociedad andina sufre -en palabras de Alberto Flores Galindo- un cataclismo. Se invierte el mundo andino. Sobreviene el “Pachakuti”. Del dualismo se pasa a la tripartición. Se produce entonces la ruptura del equilibrio que supone el Tawantinsuyo (Collasuyo y Contisuyo en el norte; Antisuyo y Chinchaysuyo en el sur), la propia ciudad del Cusco (hanan Cusco y hurin Cusco) y la figura del “Sapa” Inca. Surge además la utopía andina, y con ella la idea de restablecer el orden de cosas anterior a los incas (movimiento del Taki Oncoy) y la vuelta del propio imperio inca.

Los conquistadores en América tuvieron entre otros encargos conseguir metales preciosos para ser enviados a España. El historiador norteamericano Earl Hamilton, citado por Manuel Burga, anota que el periodo comprendido entre 1503 y 1550 corresponde al ciclo del oro: es la época del botín, la búsqueda de “El Dorado” americano; en tanto que el periodo de 1550 a 1650 corresponde al ciclo de la plata. El descubrimiento de las minas de Zacatecas en México y Potosí en el Alto Perú constituye dos filones de importancia en América. Ambas, incluso, lograron desplazar a importantes centros mineros de Alemania fundamentalmente por la baratura de la mano de obra.

Los españoles emplearon el antiguo sistema de la mita para el trabajo en la minas. Fue el Virrey Francisco de Toledo quien, durante su gobierno, resolvió tres problemas: el de la mano de obra con el establecimiento de la mita minera; la movilización de la misma por medio de la reducción de los indios y la organización de la minería.

Una junta especial convocada por el Virrey Toledo concluyó en 1570 que la explotación minera era de interés público. (Hemming, John). Siendo así que se acordó establecer el derecho formal a la mano de obra indígena en los dos más importantes centros mineros del Virreinato del Perú: Potosí y Huancavelica. En este último lugar se explotaba el mercurio que, a su vez, era llevado en botas de cuero, por mulas y llamas, a lo largo de 1200 Km. hasta el Cerro Rico de Potosí. Este mineral líquido servía de insumo para refinar la plata.

Ocurre que a causa de varias inundaciones las minas de Huancavelica, entre 1670 y 1740, dejaron de producir mercurio, teniendo que importar el Estado colonial dicho insumo de Almadén (en el centro de la península ibérica) y de Idra (en la antigua Yugoslavia). Contra todo pronóstico, afirma Carlos Contreras que en vez de subir el costo del mercurio importado más bien bajó de precio. Es más: hacia 1808 en plena guerra napoleónica llegó a costar hasta 50 pesos el quintal de mercurio. Lo cual es sorprendente, si tenemos en cuenta que hacia el año 1600 su valor oscilaba entre los 70 y 85 pesos. ¿Qué pasó? El Estado colonial estaba subsidiando el producto en la creencia de poder recuperar la inversión con el aumento de los ingresos fiscales vía los impuestos que por mayor producción de plata debían pagar los propietarios de minas en Potosí. Tal cosa, sin embargo, no ocurrió. Hacia 1807 los propietarios de minas debían al Estado colonial más de 500 mil pesos. Para 1821 la deuda ascendía a 200 mil pesos. Hasta entonces el rol del Estado en relación a la actividad minera había sido proteccionista. No sólo del mercurio sino también de otros insumos como la pólvora y la ferretería.

Cabe señalar que a lo largo de la colonia dos fueron los problemas que enfrentaron los pequeños y medianos propietarios de minas: la ausencia de capitales y la escasez de mano de obra. En cuanto a lo primero, fueron dependientes del capital comercial. Ante la falta de recursos para comprar insumos (velas, pólvora, barretas) y pagar jornales a los operarios (3 reales por día), tuvieron que recurrir a los comerciantes locales, o llamados también “aviadores”, por ser los habilitadores de dinero, para conseguir de ellos créditos a largo plazo, pero en condiciones que iban en contra de sus intereses. 

La creación de bancos de rescate en 5 importantes regiones mineras del Perú (Hualgayoc, Lucanas, Huarochirí, Huantajaya y Lima) permitió transitoriamente acabar con los abusos de los “aviadores”. Hasta que en 1794, luego de dos años de funcionamiento, dejaron de existir. 

Respecto al segundo problema, aparte del derecho formal a la mano de obra (mita), hubo otros mecanismos compulsivos (como el tributo indígena y el reparto de mercancías) que permitieron reclutar fuerza de trabajo sobre todo para la mayoría de minas que operaban con mano de obra libre.

2.23 TRANSFORMACIÓN DE LA MINERÍA

Con el cambio de sistema político, el sector minero experimenta una gran transformación. No cuenta más con los insumos subsidiados, el derecho formal a la mano de obra desaparece, así como también los bancos de rescate. Carlos Contreras agrega otro elemento igualmente perjudicial a la producción minera: las guerras civiles. No será sino hasta comienzos del siglo XX en que el capital extranjero retome la intensa actividad que la minería alcanzó en la colonia.

2.24 LA MINERÍA Y LAS MANUFACTURAS
La minería colonial peruana se basó fundamentalmente en la explotación de la plata y en parte del oro y en base a la explotación de la mano de obra del indio [esclavitud] y no del negro esclavo. Fue la actividad que proporcionó a España grandes ingresos [que fueron gastados para la producción de armas y para guerras nada más]. 

2.25 ETAPAS DEL SECTOR MINERO
En el sector minero básicamente se aprecian 2 etapas: una primera en la que se da la simple recolección de los metales preciosos acumulados por los incas y una segunda en la que recién se procede a explotar los yacimientos mineros. 

El centro minero de Potosí [hoy en Bolivia] fue la clave del sistema minero desde 1545 hasta 1650, cuya explotación fue favorecida por el procedimiento de la amalgama gracias a la utilización del mercurio de las minas de Huancavelica. Potosí producía el 85% de la plata, convirtiéndose en un gran centro poblado (160,000 habitantes en 1650). A partir de 1650 en cierto modo fue reemplazado por las minas de Cerro de Pasco.

La ciudad de Cerro de Pasco está ubicada entre Lima y Pucallpa en el departamento de Pasco en un altiplano de 4,348 m.s.n.m. Allá se encuentran minas con plata, plomo, oro, cobre y zinc.

En la industria manufacturera destacó la producción de azúcar, el aguardiente y el vino; pero fue la industria textil la actividad más importante, llevada a cabo en los Obrajes (grandes centros de producción cuyos dueños eran los españoles y los chorrillos, pequeños centros de producción textil que funcionaban en los hogares de los indígenas). 

2.26 EL COMERCIO Y EL MONOPOLIO

El comercio se caracterizaba por que las colonias enviaban metales preciosos y materias primas para recibir a cambio desde Europa manufacturas y servicios administrativos. 

El monopolio consistía en prohibir toda posibilidad de comercio que no sea entre España y sus colonias, pues el objetivo de la corona española era que sólo España comerciara con América y así se beneficiara exclusivamente de sus riquezas. Por ello es comercio con América se convirtió en un monopolio puesto en las manos de las grandes casas comerciales de Sevilla, lugar donde se creó la Casa de Contratación (enero de 1503) para organizar y ejecutar el comercio monopólico entre España y sus colonias. 

En América hispana, quienes resultaron beneficiados con el monopolio comercial fueron los grandes comerciantes limeños agrupados en el [Real] Tribunal de Consulado (fundado [en Lima] en Diciembre - 1593), por ser el puerto del Callao la "única" puerta legal de entrada y salida comercial de Hispanoamérica.

A pesar de los esfuerzos de la metrópoli española, el contrabando, el comercio ilícito, la acción de los piratas y corsarios fueron factores importantes en la decadencia del monopolio comercial, el cual quedó prácticamente liquidado en 1778 producto de las reformas económicas propiciadas por la propia corona española. 

2.27 FIN DEL ABUSO
La mita fue un gran abuso para los indios del común, fueron tantos los horrores que el virrey Pedro Fernández de Castro, el Conde de Lemos, le solicitó a la corona (Carlos II) su eliminación, pero sus pedido no fue escuchado, los españoles pensaban que sin la mita las minas dejarían de ser explotadas, además se decía que los indios debían ser obligados a trabajar porque eran de naturaleza ociosa.

En el siglo XVIII, Túpac Amaru II tomo como bandera de su rebelión la eliminación de mita, pero no consiguió su objetivo debido a que fue derrotado por el visitador Areche. Durante las reformas liberales gaditanas (Constitución de Cádiz) se eliminó legalmente la mita, pero ello casi no se aplicó, recién con la independencia desapareció completamente la mita colonial.
CAPÍTULO III

LA MINERÍA A LA ACTUALIDAD

En la época Republicana y actual, los conocidos traslados forzados de poblaciones, de una zona a otras son determinados por el incremento de motilidad en los niveles de exclusión y pobreza extrema que dan cuenta los números de centros poblados menores de cien habitantes registrados por los Censos Nacionales. Registros actualizados consideran familias desplazadas a la población que vive en centros poblados de menos de cuatrocientos viviendas, ubicados en el quintil más bajo de pobreza, habla en lengua nativa y tiene bajo nivel educativo. Se habla entonces de 4.78 millones de peruanos;  es decir, el 16% de la población peruana.

A mayo del año 2013, la actividad minera formal en Perú permitió el sustento de un total de 3 millones y medio de personas, entre empleos directos e indirectos. Sin embargo la minería ilegal, se nutre de una gran parte de los mencionados recursos humanos excluidos y pobreza extrema.

Las actividades mineras formales tienen fines legales, pero algunas son conducidas ilegalmente porque es difícil para los concesionarios mineros cumplir con regulaciones oficiales.

La falta de una apropiada comunicación entre los actores sociales impide un accionar consensuado respecto del impacto producido por labores mineras que deben ser atendidas ajustadas a Ley. Las actividades mineras ilegales tienen fines ilegales y por consiguiente no pueden ser desarrolladas sino ilegalmente. Por ello en base a mimetismo, simbiosis y sinergias, penetran e inficionan a personas naturales y jurídicas; aprovechando fallas de mercado y débil presencia del estado en algunas partes vulnerables del territorio peruano, donde coludiéndose con otras formas ilícitas conforman lo que en estricto significan las asociaciones ilícitas para delinquir, articulándose sistémicamente con el contrabando hormiga, Tráfico Ilícito de Drogas (TID), trata de personas, sicariato, lavado de activos y distintas otras formas de corrupción ("diezmos" por proyectos y obras de infraestructuras en algunas regiones y municipios, "promotores" de conflictos sociales con toma de carreteras, extorsionadores, traficantes de concesiones mineras y tierras...) que se encuentran amparadas bajo el manto protector de la cooperación y alianza estratégica entre mafias nacionales e internacionales del narcotráfico y grupos armados extremistas que en Perú tomó el nombre de narcoterrorismo.

Cabe mencionar que el manto de impunidad no solamente se extendió por el gran poder económico demostrado en el accionar de organizaciones criminales, sino que también debido a infiltraciones en organismos tutelares de la nación y en el propio Congreso de la República.

Esta denominación de "informalidad minera" tiene como soporte el hecho que sólo pueden ser considerados como infracciones las contenidas expresamente en normas de la misma naturaleza. Es así que la infracción, bajo la óptica del derecho general es considerado como toda acción u omisión que importe violación de normas, de allí subyace lo prescrito en la infracción penal e infracción tributaria. Toda vez que el oro se encareció un 149% entre 1998 y el 2008 (casi el doble del crecimiento de otras materias primas durante el mismo periodo) y alcanzó un precio máximo de todos los tiempos en el año 2011, hecho que dinamizó e incentivó la dimensión de la minería ilegal presente desde épocas pasadas en Perú.

La Minería ilegal se desarrolla y evoluciona a través de la historia sin otorgar consideración alguna por ningún impuesto creado o por crearse de acuerdo a Ley. Su esencia es moverse dentro de la ilegalidad y al margen de las normas tributarias y todo ordenamiento jurídico que significa el uso de la Ley como instrumento del derecho para producir justicia.

La ya derogada constitución de 1979 creó la figura del canon y en consecuencia dio origen al “canon minero”, asignando con ello una suerte de derecho de propiedad sobre la explotación formal del recurso minero focalizado en una localidad frente a otros territorios del país que no cuentan con minerales.

A la ineficaz demarcación política territorial se le agregó la separación entre los departamentos (hoy en proceso trunco de convertirse en regiones) con recursos mineros y quienes no lo tienen, lo que finalmente influyó en separar a las poblaciones que "en teoría" manejaran mayores recursos económicos que a otros, para atender sus requerimientos de crecimiento y desarrollo.   

Así entonces, la legislación peruana consideró el canon minero como un porcentaje del impuesto a la Renta (inicialmente fue el 25% y actualmente representa el 50%) que pagan las empresas formales al explotar los recursos mineros que retornan a la localidad donde se realizan las labores mineras, en suma donde se realiza la producción del mineral.

Este derecho generó pues contradicciones y exclusiones que se originaron, por un lado, no tomando en cuenta los procesos de traslado de recursos mineros de una cuenca a otra fuera de la demarcación política (ya sea por carácter natural o de naturaleza antrópica que actúan fuera del alcance del radar de la ley) y por otro, desprotegió jurídicamente a los recursos naturales (mineros) y bienes que conforman el dominio público como Patrimonio de toda la Nación; dando sustento a la tesis promovidas por intereses particulares que indican "el Estado no tiene la propiedad sobre los recursos naturales sino un dominio eminencial, eminente o vigilante". Esta situación jurídica además de vulnerar el derecho de propiedad del Estado sobre los recursos naturales (minerales) como bienes integrantes del Dominio Público afecta los intereses nacionales y dilata el crecimiento y desarrollo en las poblaciones más vulnerables del país. Un indicador constituye el hecho irrefutable que faltando ocho años para cumplir los 200 años de independencia del Perú, aún existan poblaciones en territorio peruano que carezcan de servicios básicos, muchos de los cuales se encuentran en zonas de influencia de proyectos mineros. Esta brecha de desigualdad no puede alargarse en tanto se visualiza que una gran mayoría de peruanos siente de cerca el progreso.

En el 2013, los efectos volátiles externos que generaron la caída de los precios internacionales de los minerales y la dinámica interna de conflictos sociales e inercia burocrática, produjeron una suma de efectos relacionados al incremento de costos de producción, reducción de exploración y explotación minera, entre otros que sumados al impuesto extraordinario, redujeron sustantivamente el canon minero.

En tanto el canon minero se cae, la minería ilegal y las poblaciones excluidas relacionadas a su existencia, subsisten en el tiempo.

FORMALIZACIÓN MINERA E INTERDICCIÓN
Como producto de la acción o inacción histórica de los encargados de combatir la ilegalidad minera en el país, se presentó la creciente tendencia de la minería ilegal como cuellos de botella multiplicados en los procesos dinámicos identificados.

En la actualidad es un tema que ya no se circunscribe solo a regiones como Madre de Dios y Puno, sino que se extiende a todas las regiones del país.

El delito de la minería ilegal moviliza el orden de los tres billones de dólares al año en el país y genera unos veinte delitos conexos.

Los efectos combinados de sucesos dependientes y fluctuaciones estadísticas quedaron registrados, pero lamentablemente la información existente se encuentra dispersa en diferentes autoridades competentes y se continúa reaccionado sin mayor planificación en el tema de formalizar a los mineros que se encuentran laborando al margen de las leyes peruanas.

Fuentes oficiales del ejecutivo indican que la ley de formalización de la minería ilegal del año 2001 fue un fracaso porque no ofreció los incentivos correctos para cumplir con los fines propuestos.

En el país existen plazos perentorios para formalizar a miles de mineros que vienen realizando labores informalmente en territorio peruano, particularmente en la minería de oro, y desde el 08 de mayo del 2013 la Presidencia del consejo de ministros tiene un asesor para asuntos de interdicción de la minería ilegal.

Hay consenso entre las fuerzas vivas del país al considerar que son necesarios esfuerzos conjuntos para reducir el impacto de la minería ilegal, sin embargo persisten algunas dudas respecto a limitaciones de condiciones de trabajo y restricciones previstas en tiempo y espacio.

Recientemente, el gobierno nacional peruano, dictó una serie de medidas para generar resultados de impacto inmediato, haciendo énfasis en destrabar la ejecución de inversiones (incluidas las inversiones mineras) con un equipo especializado de seguimiento a proyectos de inversión .

Asimismo estableció sanciones a los funcionarios que apliquen arbitrariamente barreras burocráticas, agilizando la aprobación de trámites y reformulando reglas del mecanismo de obras por impuestos.
Existe manifiesta voluntad de continuar el proceso de formalización de los pequeños mineros artesanales con una perspectiva de inclusión social.

En resumen, se podrá reducir y controlar la minería ilegal si se planifica la intervención en diversos escenarios de la realidad peruana, hacer esto demandará no sólo la acción concertada de las fuerzas vivas del país, sino el decidido apoyo de la sociedad civil organizada toda.

Caso contrario, sólo se estaría repitiendo la historia de la minería ilegal y esclavizada que ha estado presente desde siempre en nuestro país y dilatando en el tiempo el buscar una solución que históricamente es demandada por diversas localidades del país y millones de peruanos que buscan incorporarse al crecimiento y desarrollo que viene logrando el Perú de hoy. 

CONCLUSIONES

La Cordillera de los Andes, que atraviesa longitudinalmente todo el país de norte a sur, contribuye de modo inexorable que Perú sea un productor polimetálico a través de su historia.

La evolución de la estructura del estado y el derecho impuesto concerniente a la explotación y comercio del producto de las minas de oro y plata establecida en las Leyes de Indias, generó en territorio peruano no solamente el manejo formal de los recursos mineros, sino que dio paso a la informalidad e ilegalidad en el aprovechamiento de los recursos mineros ya sean estos públicos o privados.

El sello que identifica el proceso seguido en el manejo de los recursos mineros se manifestó en la gestión de productos de minas de plata y fundamentalmente para la producción de las minas de oro.

La escasez relativa del oro determinaba la disposición al pago, intercambio o trueque y en suma, su precio competitivo frente a otros minerales, materias primas o commodities.

Lo antes mencionado se presentó desorganizadamente al inicio en la época pre Inca, donde la población al pasar de grupos de nómades se fueron sedentarizando y formaron entre otras, las culturas Paracas, Nazca, Wari e Ica-Chincha.

Posteriormente, esta última estableció un triángulo comercial entre la sierra sur andina altiplánica (Bolivia) y el límite de la costa norte (Ecuador),constituyendo los albores del comercio internacional peruano; productos como el oro peruano y el mullu Ecuatoriano (Conchas del Spondylus) para fines religiosos, fueron transacciones que generaron importantes actividades económicas.

En la época de la conquista española y tras el episodio de rescate pagado por Atahualpa (a precios actuales del oro, se podría considerar que este pago fue el mayor de la historia de la humanidad por rescatar a una persona) los conquistadores encontraron las minas de oro donde los incas desarrollaban labores mineras y que posteriormente asumieron los conquistadores utilizando la mita.

Con el sistema de la mita se logró reclutar ingentes recursos humanos para la extracción de minerales. Dichos mineros fueron llamados Mitmas (Sierra) y Cori (Costa).

La población indígena fue reducida considerablemente con el ritmo de trabajo impuesto por el sistema, hecho que contribuyó sustantivamente en la desintegración cultural. 

Se considera que fueron las minas de Plata en Porco (Bolivia) las que más se explotaron en la época Inca y el oro en múltiples minas diseminadas superficialmente y en algunas labores subterráneas. Para poder excavar la tierra, los mineros de ese entonces usaron cuernos de ciervo y cuernos cosidos en forma de sacos para sacar el mineral.

En las labores mineras se excavaron entre 10 a 20 brazas (16.7 a 33.4 metros) sin luz natural y con espacios reducidos para movilizarse, tal como realiza actualmente la minería artesanal en los socavones del tipo de minería subterránea. 

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